viernes, 4 de julio de 2008

dineroperuano

Revisando el dinero peruano
Héctor Amarante
Una de las notas peculiares de los centros comerciales, de los vendedores de servicios, de los taxistas, los ambulantes y de todo el que recibe dinero, en oficinas, en cajas de instituciones, en fin, en todas partes que se entregue dinero, es la inmediata revisión que se hace del billete o la moneda entregada.
Se trata de una actitud de defensa del que comerciante o cajero que recibe contra el dinero falso.
Lima y sus habitantes, y con ella casi todo el universo humano de las grandes ciudades peruanas, está sometida a mantener una actitud de expectativa ante la realidad de los falsificadores de billetes y moneda de banco. Tanto se falsifica la unidad monetaria del nacional -el sol- como el dólar.
Todo peruano sabe que en el transcurso de los últimos años ha habido olas de falsificaciones contra las que, naturalmente, han actuado las autoridades policiales y las del Banco Central de Reservas del Perú; no obstante esas reacciones el público siempre se mantiene vigilante contra el flagelo.
En algunos centros comerciales pueden verse avisos en cajeros advirtiendo que todo dinero falso será inmediatamente picado, es decir, destruido.
Una de las notas curiosas de esta realidad es que los cajeros, así como cualquier persona que reciba dinero, en la oficina, en las calles, en los buses y taxis, sólo confía en su experiencia personal, al manosear, al ver el billete a la luz, tratando siempre de comprobar si el dinero recibido es bueno o es malo. Vale decir, que no es frecuente el uso de dispositivo técnico para examinar, sino que se confía más en la experiencia.
La situación resulta incómoda para personas no acostumbradas a esta práctica, como es el caso de turistas, de comerciantes, de viajeros, ya que en cierto modo ven mellada su dignidad de personas honestas, así como que se pierde tiempo.
Otras práctica vista a veces es la anotación de la numeración de cada billete entregado, eso cuando se trata de dólares; por ejemplo, mil dólares divididos en billetes de cien, cada billete o papeleta, es sometido a la transcripción de su número de serie por quien recibe. La medida es por si algún billete malo se cuela en medio de los buenos.
La acción puede ocurrir en la oficina de médico, de ingeniero, o bien, en cualquier lugar que se pague con el billete verde.
Ningún limeño, y lo mismo ocurre fuera de Lima, recibe billete de banco rotos, ni sucios, ni rayados. Existe una ley en Perú contra esa costumbre común en otros países, lo que resulta absolutamente beneficioso para acostumbrar al ciudadano a cuidar el billete de banco.
Se presentan casos de que durante la extracción mediante tarjetas de créditos o débitos en los cajeros automáticos de los bancos uno o varios de los billetes adquiridos sean falsos, en dichos casos, el cliente a veces puede que se presente al mostrador de la institución y logre comprobar que se le ha entregado dinero falso de un cajero, pero cuando la extracción ocurre en días feriados o fines de semana puede que el cliente sea víctima de los falsificadores.
En el año 2006 el Banco de la Nación recibió 600 denuncias y reclamos de clientes que retiraron dinero falso de sus cajeros. Algunas instituciones bancarias tienen lámparas con luces ultravioletas para que los clientes revisen su dinero, al recibirlo.
Con cierta frecuencia pueden verse operativos especiales de la policía contra personas que acuñan monedas en metal de cinco soles, billetes de veinte o de cien, las cifras o unidades de más uso común.
Es que los falsificadores de dinero en Perú no dan tregua, tanto es así, que la ocurrencia ha generado otra actividad comercial conexa: en las calles y en paraderos de semáforos pueden verse vendedores de lupas para examinar dinero, o bien, lapiceros que detectan billetes falsos, o lapiceros de luces especiales para diferenciar un billete malo de uno genuino.

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